La
vuelta a Cuba en ochenta días.
(para sorpresa de Julio Verne)
Por: Osvaldo Antonio Ramírez
Los tiempos imponen
rapidez, no sólo autos que se desplazan a velocidades de miedo
sino toda una dinámica de vida. Ahora pensamos en cómo conectarnos
a Internet, al correo electrónico y comunicaciones por fax. A pesar
de toda la avalancha tecnológica el servicio postal sigue siendo
una necesidad y, además, esperanza de quien utiliza esa asistencia
y pone en el correo una carta y con ella, la cercanía de alguna
meta y en el momento que hace el despacho, deposita allí la confianza
de ese acercamiento. El correo debe ser intermediario seguro... ¿seguro?
El pasado 15 de julio despaché en la oficina de correo de Fomento
el certificado # 3566 con destino a un Premio de novela en España.
El cinco de octubre -¡ochenta días después!- la misma
oficina me devolvió el certificado que, para sorpresa mía,
había sido regresado al remitente por presentar un indiscutible
estado de deterioro. Durante ochenta días estuvo el paquete en
manos de funcionarios que estaban en la obligación de preservarlo
y hacerlo llegar a su destino en perfectas condiciones. Y no fue así.
Adjuntada a la devolución una atenta excusa: "Su correspondencia
fue recibida en las condiciones que presenta. Lamentamos las molestias
ocasionadas", pero: ¿Dónde recibió el trato
que ocasionó "las condiciones que presenta?" ¿Quién
o quienes han sido responsables de la rotura del embalaje?
Durante ochenta días el remitente esperó ansioso el arribo
a su destino de un libro que le arrancó horas de sueño,
días de trabajo duro y desesperado frente a la conocida y repetida
página en blanco, y de pronto: se desmorona la esperanza, la espera
cae sobre él como un meteorito que se desintegra en millones de
pequeños pero devastadores fragmentos al chocar con la atmósfera
terrestre.
La Empresa de Correo de Cuba es enteramente responsable del deterioro
del sobre, despachado, repito, en perfectas condiciones.
¿Se necesitaron ochenta días para que fuera devuelto?
¿Dónde se deterioró?
¿Quién debe responder por la irresponsabilidad?
En el sobre alguien escribió una nota: AUSENTE. Si el envío
no llegó a su destino: ¿Quién estaba ausente?
Despachado el 16 de julio desde Fomento y recibido en Sancti Spiritus
el 18. Acuñado como "RECIBIDO EN MAL ESTADO" ¿Por
qué no fue devuelto con anterioridad y exigida la responsabilidad
correspondiente al funcionario fomentense que lo despachó en ese
estado?
¿A qué se deben tantos cuños y fechas?:
CADUCADO. 16 DE SEPTIEMBRE. RECIBIDO EN MAL ESTADO. 10 DE AGOSTO. 12
DE AGOSTO.
¿Dónde se encontraba en estas fechas?
Ahora, este remitente decepcionado de la eficiencia de un servicio tan
importante no puede hacerse más que preguntas. Incógnitas
despertadas por la ineficacia y la irresponsabilidad de quienes, en cualquier
parte del mundo, son fieles partícipes de intercambios familiares.
Portadores de secretos.
Ochenta días es mucho tiempo en el siglo XXI. Cualquier despacho
postal puede dar la vuelta al mundo.
¿Qué pensarán los que acuden a la muchacha de la
Escribanía Dolls? y, ¿Cómo habría reaccionado
Neruda ante aquel cartero que quiso ser poeta?
Aparecerán justificaciones, cuños que oficialicen frías
resoluciones y hasta quizá algún empleado pague con una
medida disciplinaria que nunca reparará el daño causado,
porque, no se trata sólo de un escritor que ha perdido la posibilidad
de hacer llegar un libro. Es asunto de confianza. Decepción irreparable.
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